martes, 1 de noviembre de 2011

Se acabó... la paciencia

Simeone a los gritos en Quilmes. (MARCELO CARROLL)


Racing jugó con un hombre de más durante una hora de partido, pero ni así pudo con Estudiantes. A diez puntos de Boca y con Simeone optando por el silencio, la gente entró en ebullición: "Vayan al frente la puta que los parió".
Racing volvió a empatar, volvió a resignar puntos y, esta vez, quedó muy lejos de Boca. A diez unidades, ni más ni menos, quedó esta Academia de Diego Pablo Simeone que nunca supo vulnerar a un Estudiantes que jugó una hora de partido con un hombre menos por la expulsión de Rodrigo Braña. Ni Giovanni Moreno ni Teófilo Gutiérrez, las cartas salvadoras del Cholo, pudieron torcer este rumbo. Por eso, se optó por el silencio.
Si hay una frase que marcó e identificó a Simeone en su carrera, fue la de jugar "con el cuchillo entre los dientes". Temperamental, frontal, siempre jugó al límite y habló sin vueltas. Como entrenador, dio a lo largo del torneo sus explicaciones después de cada partido. Desde que asumió se encargó de remarcar que la prioridad era pelear arriba, mostrando que se venía de una pobre campaña. No quería ilusionar a la gente con palabras. Eso sí, hace poco había tirado que aún soñaba con pelearle a Boca, remarcando que ya le había 'robado' un título dirigiendo a Estudiantes, en 2005. Y tras empatar con Lanús, no se bajó de la pelea.
¿Y ahora qué dijo Simeone? No, esta vez el entrenador no quiso dar explicaciones y eligió no declarar. Pasó de largo, como parece que se le pasa de largo la chance de pelear por el título después de cinco empates consecutivos (0-0 vs. San Lorenzo, 1-1 en el clásico, 0-0 vs. San Martín de San Juan, 1-1 vs. Lanús y este 0-0 contra Estudiantes). Más que con el cuchillo, se fue de Quilmes con el bozal entre los dientes en un clima caliente.
Caliente porque la gente pidió más actitud de los jugadores: "Vayan al frente la puta que los parió". Y también hubo insultos para el propio Cholo, quien tuvo que escuchar la ebullición de los hinchas cuando sacó a Moreno. "Dejalo a Gio, no seas cagón", soltaron. Se acabó... la paciencia.

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